Es inaceptable que un pequeño grupo posea el control de la televisión y de la radio, y administren la ignorancia en el país en función de sus intereses.
La democratización de los medios de comunicación, es el segundo punto del decálogo del Presidente Legítimo de México, para un Nuevo Proyecto Alternativo de Nación. Debido a que la frase pronunciada en el discurso del 22 de noviembre y citada arriba, puede ser interpretada de manera radical como un ataque directo a las grandes televisoras y grupos radiales, igual que sucedió en Venezuela, con Hugo Chávez, líneas más adelante, el Lic. López Obrador, aclaró que no se trata de llevar a cabo la expropiación (como se llegó a manejar por la propia derecha durante la campaña de 2006), tampoco se eliminará el régimen de concesiones que actualmente persiste ni se caerá en la regulación excesiva, y menos aún en la censura.
Queda claro que no es a través del autoritarismo como se metería en cintura a los medios de comunicación controlados por la oligarquía, sino que el Estado haría efectiva la garantía de derecho a la información plasmada en la Constitución, como claramente dijo el Presidente Legítimo.
No se trata entonces, de estatizar la información, ni de concesionarla a los allegados al nuevo gobierno, sino de hacerla plural e incluyente, que todos tengan voz y que todos podamos por tanto, escucharlas “evitando el monopolio y auspiciando la libre competencia”, esos serían los dos ejes de acción para la democratización de los medios de comunicación.
Ahora bien, el hecho de que no se vaya a eliminar el actual esquema de concesiones no implica que la legislación vaya a seguir igual, si se quiere evitar el monopolio, va a ser necesario crear mecanismos legales de vigilancia y transparencia en materia de concesiones del espacio radioeléctrico, que eviten la existencia de huecos legales que faciliten a los oligarcas evadir el cumplimiento de la normatividad.
Asimismo, el espacio radioeléctrico debe ser visto como parte integrante del Territorio Nacional (artículo 42, fracción VI, de la Constitución) y por lo tanto, destinado a un fin público (el derecho de libre información), y no como actualmente sucede, para enriquecer a unos cuantos accionistas, que además se valen de él para manipular a la población en su beneficio.
No es algo menor la democratización de los medios de comunicación, ya que conlleva enfrentarse a intereses económicos y políticos muy fuertes, pero por esto mismo, al igual que sucede con el sector energético, el agropecuario, el financiero, la salud y la educación, se hace necesaria la intervención del Estado para frenar la mercantilización, en este caso de la información, y que lo único que ha generado es por un lado un poder fáctico que tiene secuestrado al Estado, generando cuantiosas ganancias económicas y políticas para un puñado de empresarios, y por otra parte, pobreza, ignorancia y pérdida de valores y de la identidad cultural en la mayor parte del pueblo mexicano, sobre todo en las ciudades.
Resulta entonces imperativo para lograr la Cuarta Transformación de México, recuperar la soberanía sobre el espacio radioeléctrico a efecto de que no solamente los empresarios, tengan voz en los medios de comunicación, sino también las comunidades indígenas las Organizaciones No Gubernamentales, los Sindicatos, las universidades y cualquiera que tenga algo que decir.
L.D. Jesús A. Palma M.
Ciudad de México, Sede del Gobierno Legítimo de México, a 7 de diciembre de 2009.