lunes, 28 de febrero de 2011

Expresa Fernando Turner que la ANEI ve en Andrés Manuel a un líder que busca el bien común



México, Distrito Federal
Lunes 28 de febrero de 2011


* Palabras del empresario Fernando Turner de la Asociación Nacional de Empresarios Independientes, A.C., durante la reunión entre el presidente legítimo de México. Andrés Manuel López Obrador con empresarios e integrantes de la asociación civil Encuentro, en el University Club México.

Nuestro país se encuentra en una encrucijada. Millones en la pobreza, escasa y menguante clase media, pocos ricos, algunos mega ricos y muchos sin nada, ni oportunidades para mejorar: y el “agandalle” desenfrenado de políticos, sindicalistas protegidos, oligopolistas y gobierno para extraer rentas excesivas a la población, son síntomas de un estado de cosas injusto y desordenado que es urgente cambiar radicalmente.

Si no lo hacemos ordenadamente, el futuro será caótico, con inseguridad creciente y decadencia más acelerada.

Entre más tiempo esperemos para iniciar la salida de este desorden, mayores serán los obstáculos y el tiempo y la energía a emplear.

Sin embargo, no obstante que todos coincidimos en la necesidad de cambio, la resistencia a éste es igualmente generalizada. El gobierno no encuentra la forma y el tiempo de liderear a la ciudadanía para motivarla a desarrollar un esfuerzo colectivo que nos lleve a un plano social superior, pues se encuentra sumergido en su propia incapacidad, corrupción, falta de visión de las metas socialmente deseables, grillas internas y necesidades partidistas.

Los políticos están dedicados a obtener el poder para detentar las canonjías y prebendas que otorgan los puestos, más que para lograr el bien común.

Los partidos alejados de sus ideologías y centrados en una operación política cada vez más sucia que los divorcia de la ciudadanía y de la ética. Los “líderes” empresariales empeñados en mantener los privilegios que han logrado de gobiernos sucesivos logrando prebendas monopólicas y reconocimientos cortesanos, los intelectuales se han perdido en una gritería que lo mismo propugna por aumentar los ingresos del Estado que por la austeridad y transparencia en su dispendioso gasto.

La ciudadanía, cada vez más preocupada y aislada de la dirección del país sin muchas posibilidades de acción efectiva debido a la cooptación y desgaste de organizaciones ciudadanas que no aciertan a mantenerse ajenas al brillo y lustre del poder.

Los tecnócratas encerrados en una mafia fundamentalista centrada en promover y proteger un culto a lo viejo y fallido y en mantenerse en la dirección económica ante la ceguera e incapacidad de los políticos a quienes han convertido en seguidores irreflexivos de sus ineficaces políticas.

La sociedad, sin embargo, tiene miedo de cambiar, quizá porque el país todavía ofrece ciertas oportunidades que, aunque menguadas, son patrimonio ante la incertidumbre y la crisis. Tiene miedo, porque ha perdido la confianza en los líderes tradicionales que aglutinaban clases sociales, estratos económicos o filosofías de desarrollo. Tiene miedo, porque esos líderes controlan los medios de comunicación y los aprovechan para defender el estado actual de cosas, a pesar de su evidente fracaso.

Mientras tanto, los millones que han sido excluidos de la movilidad social debido al persistente estancamiento económico y a las cadenas que los atan a la pobreza, nutren las bandas de la delincuencia organizada y desorganizada que asola el país. Sin esperanza ni oportunidades, sin liderazgos verdaderos y auténticos, los riesgos para nuestra nación son cada día mayores, incrementándose en consonancia con la pobreza, el desempleo, la marginación y el desánimo.

¿Qué hacer? ¿Cómo lograr un cambio sin desorden?
Es difícil responder con sustento a estas preguntas. Nuestra sociedad es muy compleja y diversa. Nuestra sociedad es muy compleja y diversa. No somos un país pequeño sino un de 112 millones de habitantes dispersos en un territorio amplio, en ciudades enormes y en poblaciones minúsculas, con una economía bastante diversificada.

Somos diversos en lo político, social, económico, religioso y cultural. Solo quedan dos opciones visibles para este cambio: el desorden que puede estallar ante el trastorno en el que vivimos o bien que esté cambio se promueva desde el liderazgo político nacional. Las elecciones del 2012 serán la última llamada para proporcionarnos un régimen que entienda y abandere las verdades y legítimas demandas de este atribulado pero bendito país.

En la Asociación Nacional de Empresarios Independientes, A.C.(ANEI) somos optimistas. México tiene amplias potencialidades en su gente cálida, entusiasta, llena de valores familiares y sociales, trabajadora y sufrida. En su historia llena de derrotas y sinsabores, pero plena de ejemplos de redención y luchas. En su territorio, pródigo en riquezas que unos pocos detentan y mal usan. En sus capacidades variadas y suficientes para producir el bienestar tan deseado y necesario. En su sentido de solidaridad que se refleja en los momentos críticos, ejemplo, no siempre ponderado, para los malos gobiernos, intelectuales y oligarcas. En su unidad familiar, su religiosidad, su dignidad y sus aspiraciones.

También hay grandeza en sus 5 millones de empresarios medianos y pequeños que mantienen el 72 por ciento del empleo, el 52 por ciento del PIB y el 70 por ciento de la inversión nacional. Que constituyen el 99 por ciento de las empresas. Ese empresariado tan disperso y tan subrepresentado en la toma de decisiones nacionales. El nacionalista que no se va en la crisis. El que constituye la escuela básica de administración, de la formación de futuros empresarios. La fuente principal de la innovación y el desarrollo.

Los ignorados por las cúpulas, ocupadas en la defensa de los privilegios de los grandotes. Los que llevan a cuesta la competencia con el exterior lisiados por los monopolios estatales y los oligopolios de los “consentidos”. Nosotros, lo que aquí estamos hoy, los representamos y la ANEI busca darles voz en la definición del destino nacional.

En la ANEI hemos definido que el estancamiento económico que sufrimos desde hace 30 años, ocasionando la pobreza del 50 por ciento de la población, la lacerante desigualdad, la inseguridad y el desánimo, es producto de las políticas económicas equivocadas que se han aplicado en este ya largo período. Políticas aprendidas “macheteado” en las universidades norteamericanas, irreflexivamente aplicadas a raja tabla, sin ajustarlas a las condiciones del país, como dogma inatacable. Aplicadas por tecnócratas que jamás han emprendido, arriesgado o desarrollado fuentes de empleo.

Que ignoran y desprecian las opiniones de los que lo hacen. Tecnócratas que, como dice Gabriel Said, su única virtud ha sido saberse insertar en los corredores del poder y conquistar la mente y voluntad de los “políticos” que han renunciado a ejercer su responsabilidad en el campo económico y se ha refugiado en la administración de un sistema político inviable, antidemocrático y ya demostradamente ineficaz y corrupto.

Estas políticas impidieron reganar el crecimiento económico acelerado que nuestro país logró durante 30 años a partir de 1944-45 y se interrumpió por los excesos de presidentes nacidos en un sistema autoritario y corrupto. Lejos de diseñar políticas económicas que se ajustaran a la nueva realidad nacional y mundial, los tecnócratas adoptaron un credo que no supieron ensamblar y administrar para lograr prosperidad en el país. Su fracaso es evidente.

30 años de crecimiento en el PIB per cápita inferior al 1 por ciento anual, cuando el mundo crecía al doble y Asia 4 veces más rápido. Porque países como Corea, con un PIB per cápita igual a la tercera parte del nuestro en 1970, ahora tienen una prosperidad que se mide en un PIB per cápita igual a cuatro veces el nuestro. Cuando países como China e India, con carencias superiores a las nuestras tienen 3 y 2 décadas creciendo anualmente arriba del 9 por ciento anual y sacando a millones de la pobreza.

Lo más lamentable es que, para evitar que se “manche” el dogma se busca el causante del fracaso en el pueblo mexicano, en su carácter, laboriosidad, inteligencia, honradez, disciplina y no en la ineficacia de los que se han ostentado como dueños del país y han cobrado y disfrutado a ese estatus.

Cooperando con este fracaso, junto con la clase política y los tecnócratas, están los oligopolistas, preocupados por mantener un “statu quo” que mantiene al país en el fracaso y el desánimo. En debilidad creciente. Aumentando la lista de problemas sin resolver ninguno. Viendo a sus empresas hacerse cada vez más chicas en el contexto mundial, más dependientes del gobierno y de sus privilegios de mercado.

Desdibujándose en las propuestas de avanzada de las cuales generaciones anteriores de empresarios fueron adalides. Apoyando sin entender el dogma neoliberal estancador y el crecimiento continuo del Estado. Impidiendo la adecuada representación en el debate público de los verdaderos empresarios y lastrando su desarrollo con sus oligopolios.

La ANEI está comprometida a lograr dar voz a estos millones de empresarios. Con propuestas concretas, fundadas, prácticas y eficaces. Que prendan el motor de la economía y éste pueda remolcar el cambio social. Nuestras propuestas están ahí, publicadas en diferentes medios, presentadas a tirios y troyanos, defendidas con tesón, inteligencia y pasión. Buscando el “bien común”, no el privilegio para unos cuantos. Luchando por cambiar el estado de cosas injusto y empobrecedor. El que nos ha llevado a la derrota.

Buscando el cambio con orden. Dentro de nuestras instituciones democráticas. En la libertad. Trantado de evitar el cambio desordenado, caótico y destructor que puede sobrevenir de seguir defendiendo las prácticas perdedoras.

Vemos en Andrés Manuel a un líder que busca el bien común, sus principales propuestas económicas coinciden en buena medida en las nuestras: principalmente, acabar con los privilegios de unos cuantos; en bajar los gastos excesivos del Estado; en fundarse en el pueblo y su energía y valores; en su optimismo en el país. En el apoyo a los verdaderos empresarios. Es un líder político que abandera una plataforma de cambio substancial. Que tiene la convicción y el carácter de acabar con este estado injusto y destructor.

Creemos que vale la pena participar en el desarrollo ulterior de esas ideas, en afinar y completar sus propuestas, en aterrizarlas en programas, en acercarle empresarios que aman al país y están dispuestos a trabajar para lograrlo.

La ANEI no es partidista, pero se fundó con el compromiso de difundir ideas que relancen al país al crecimiento, en libertad política y económica, respetando la propiedad privada y la iniciativa individual, bajo el principio liberal de que millones “buscando su propio bienestar en orden, logran el bien común”.

De que el motor de la economía es la sociedad civil y no el Estado. De que el empresario libre es la locomotora que puede arrastrar el tren, si las condiciones ordenadas las procura el Estado. Consecuentemente, apoyáremos estas ideas y a los líderes que estén dispuestos a aplicarlas en sus programas de gobierno.

Por eso estamos aquí. Primero para invitar a todos los presentes a unirse a ANEI y luchar juntos por la prosperidad nacional y para alentar a Andrés Manuel a persistir en la lucha contra los privilegios de los monopolios, el excesivo gasto del Estado, el apoyo a los pequeños y medianos empresarios, los sindicatos corruptos y a complementar sus planes de acción en programas específicos e incluir en ellos propuestas que ataquen la corrupción, ineficacia y abusos de los monopolios públicos y de sus sindicatos y que reafirmen su compromiso con la libertad económica y el trabajo de emprendedores. Muchas gracias.

Asegura López Rocha frente a empresarios que si aspiramos a que haya un mejor futuro para cada mexicano estamos con la persona correcta: AMLO


México, Distrito Federal
Lunes 28 de febrero de 2011



* Palabras del empresario y desarrollador inmobiliario en Jalisco y Nayarit, Tomás López Rocha durante la reunión entre el presidente legítimo de México. Andrés Manuel López Obrador con empresarios e integrantes de la asociación civil Encuentro, en el University Club México.

Estimados compañeros empresarios:

En verdad me siento muy halagado de poder compartir con ustedes algunas ideas con respecto al entorno que vive lo que queda de la industria de nuestro país.


Quisiera hacer un paréntesis para hablarles de mi padre al que considero fue un gran empresario. En 1940 el asumió el mando del negocio de mi abuelo, un taller de fabricación de calzado que pomposamente se llamaba: “La industria nacional como algo de dinero ahorrado, fruto de su trabajo en los campos agrícolas de Estados Unidos, comenzó a comprar maquinaria un poco más moderna y a contratar trabajadores.

Como buen industrial, mi padre ponía gran parte de su atención en el producto, diseño, la calidad y la marca, el era un mercadologo nato, junto a la incipiente fábrica, abrió una tienda, ahí muy cerca del taller (esto era en Guadalajara 1940) con una mentalidad agresiva y ambiciosa. La segunda tienda la abrió aquí, en la Ciudad de México… La capital. El siempre pensó que su empresa seria de alcances nacionales.

Para 1976, el año en que el falleció mi padre a los 61 años de edad, su empresa era la más importante de su ramo en América Latina, en una sola unidad industrial empleaba a 8 mil personas entre empleados y obreros, también construyó la cadena comercial más grande del país con tiendas propias y distribuidores exclusivos más de mil puntos de venta: siempre preocupado por sus trabajadores la empresa contaba con su propio departamento de crédito para la vivienda, una clínica de servicios médicos, club deportivo, escuela nocturna y un sistema de becas y capacitación.

Mi padre siempre alentó y ayudó a sus competidores, también promovió que sus colaboradores se independizaran.

Fue una persona que nunca olvido su origen humilde: recuerdo muy bien que una vez me llamo y me dijo: sabes… yo soy un empresario socialista yo pensé que me decía esto de broma, pero lo dijo muy en serio y recalcó: Miran los negocios se vuelven de todos, tienes que darle a tu empresa un sentido social, por supuesto a mis 21 años, yo no quería tener un papá empresario socialista, la verdad es que no lo escuche hablar de dinero, su tema predilecto seguía siendo el producto, la maquinaria y la publicidad.

Le gustaba recorrer las líneas de producción y las tiendas para checar los aparadores.

Estoy seguro que esta historia se repite a lo largo y ancho de nuestro país y en cada sector productivo. Evocar esos tiempos nos hace referirnos a esos prohombres que contribuyen a la industrialización del México de la post-guerra, ese impulso que consolidó el desarrollo estabilizador.

Las condiciones que producía la economía mixta eran envidiables, un crecimiento del producto espectacular, un mercado interno vigoroso, empleos dignos y bien remunerados; la sociedad en general aspiraba a más; por su parte el gobierno incentivaba el crecimiento y la inversión marcada las reglas y las políticas económicas con claridad y continuidad.

En la época dorada del milagro mexicano se estableció institucionalmente la seguridad y la asistencia social inherente al buen empleo, salud y vivienda eran derechos impostergables, todo esto posible cuando la creación de riqueza marcha a tambor batiente, la magnifica y justa formula de equilibrar el ingreso.

¿Qué más podemos añorar de ese ciclo? Bueno pues una banca nacional comprometida con el país. Bancos en México para los mexicanos, en esta banca fluía el crédito a la producción, el encaje legal se destinaba al campo y las cuentas de ahorro fondeaban el crecimiento con rendimientos adecuados. Los servicios se otorgaban al costo justo y la competencia mejoraba al sistema financiero.

En el aspecto laboral las centrales obreras hicieron su trabajo pocos conflictos, pero claro los salarios alcanzaban.

Cuando se encuentra el camino del crecimiento y la estabilidad el país se equipa, la infraestructura se activa y los recursos logran su efecto multiplicador, sin embargo esta combinación ganadora tuvo sus fallas.

El círculo virtuoso se rompió, la dependencia de la renta petrolera, excesiva deuda para sufragar un enorme gasto corriente, altas tasas de intereses, déficit fiscal e inflación. De un momento a otro resultó que la sustitución de importaciones era el camino equivocado, querer proteger al consumidor con la importación de bienes básicos baratos, pretender producir con alto valor agregado fue el principio letal para la producción nacional.

La globalización se volvió dogma y las manufacturas tradicionales empezaron a morir y con ellas el empleo. Apertura comercial y de capitales con supuestas políticas y medidas para la competitividad fueron una panacea, jamás se cumplieron. El desmantelamiento era una realidad dolorosa.

La industria acusa hoy una situación crítica, las cadenas productivas están descapitalizadas, la mano de obra es inexistente o escasa. Volver a reactivar la producción requiere tener el ánimo de una nueva generación de industriales dispuestos a asumir riesgos y retos, crear las condiciones necesarias es mandatario, urge apoyar a la clase media empresarial.

En el documento un Proyecto Alternativo de Nación, López Obrador señala: “La nueva estrategia económica debería considerar antes que cualquier cosa al manejo técnico, no ideológico de la política económica y el combate a fondo de la corrupción, además debe darse importancia al papel promotor del Estado en el desarrollo, a la convergencia de la inversión pública y privada, al desarrollo regional y a la reactivación del crédito hasta aquí la cita.

Finalmente les digo:

Si lo que aspiramos es tener un futuro mejor para cada mexicano, si queremos combate a la violencia incluya más empleo, mejor remunerado, si estamos convencidos de que el mercado interno puede darnos estabilidad, si buscamos diversificar nuestras exportaciones, si queremos que nuestro gobierno se enmarque en la honestidad, transparencia y estado de derecho, entonces me atrevo a decir que estamos en el lugar correcto y con la persona correcta.

Muchas gracias por su atención.

Por tercera ocasión AMLO visita la UNAM



Acompañado de los intelectuales, Rolando Cordera, Héctor Díaz Polanco, Octavio Rodríguez Araujo y José Ma. Pérez Gay, el Presidente Legítimo de México, visitó por tercera ocasión las instalaciones de la UNAM, en esta ocasión le tocó el turno de tener el honor de su visita a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, de la cual es egresado Andrés Manuel López Obrador.

Al igual que en sus visitas a las Facultades de Economía y de Estudios Superiores de Aragón, el auditorio estuvo a reventar y sus alrededores atestados de jóvenes que ante la imposibilidad de ingresar al recinto, tuvieron que seguir la conferencia a través de una pantalla de TV UNAM.

El tema en esta ocasión fue sobre las izquierdas, el cual está muy de moda debido al intenso debate que hace una semana se generó con motivo de la solicitud de licencia al PRD que formulara Andrés Manuel López Obrador.

Al respecto, el panel de intelectuales coincidió en señalar en que se requiere de una izquierda unida bajo un mismo proyecto, el cual se debe distinguir claramente de lo que representan los partidos de derecha, aun cuando -como dijo atinadamente Octavio Rodríguez-, en el momento en que una fuerza política de izquierda se plantea participar en la vía electoral, tiende a cargarse hacia posturas de “centro”, ya que de lo contrario el mantener un discurso radical le significa perder el apoyo de un gran sector de la ciudadanía, lo que lleva a permanecer en la marginalidad. No obstante, la izquierda electoral aun cuando no plantea atacar de raíz el sistema capitalista, si tiende –y debe hacerlo- a generar condiciones de igualdad en el bienestar de la sociedad, de lo contrario caeríamos en un bipartidismo de derecha como el de los EE.UU.



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Por su parte, el Presidente Legítimo de México, explicó que lo más importante para lograr un cambio verdadero en el país, es la organización del pueblo, puntualizando que en el caso del Movimiento de Regeneración Nacional, esta organización es territorial y se están formando comités en colonias, barrios, pueblos, rancherías, además de que se está invitando a los simpatizantes a participar en una red de ciudadanos conocida como Protagonistas de Cambio Verdadero, a efecto de que difundan entre sus familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, de estudio, lo que está proponiendo el MORENA para lograr el Renacimiento de México.

Asimismo, enfatizó que si nuestro Movimiento llega a la Presidencia en el 2012, se pondrá especial énfasis en el combate a la corrupción, enfatizando que él no es un ambicioso vulgar, ya que es un hombre de principios. También señaló que otro factor fundamental para mejorar las cosas en nuestro país es invertir en educación, reiterando que bajo el nuevo gobierno el Estado garantizará el acceso efectivo a la educación en todos sus niveles, desde preescolar hasta Universidad, y que nadie que desee estudiar se verá frustrado en hacerlo.

Finalmente, en la parte de preguntas y respuestas, hubo quien le inquirió sobre si apoyó un alianza con el PAN en Nayarit cuando fue Presiente Nacional del PRD, a este respecto, López Obrador respondió que no, ya que él siempre evitó apoyar el bipartidismo de derecha.

AUDIO de la conferencia de López Obrador en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM







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