Amigas y amigos:
Les agradezco de todo corazón la asistencia a esta asamblea nacional informativa. La fuerza de nuestro movimiento dimana del pueblo, de los nobles ideales que nos inspiran y de la perseverancia.
A tres días de cumplirse dos años del fraude electoral del 2006, aquí estamos haciendo valer nuestras razones, reafirmando nuestros objetivos de defender al pueblo y el patrimonio nacional, comprometidos en transformar la vida pública de México.
Al paso del tiempo se ha ido confirmando que fuimos víctimas de un gran fraude electoral, de una confabulación de intereses mezquinos para seguir imponiendo una política injusta, antipopular y entreguista. El fraude causó un daño inmenso: frenó el avance democrático del país; denigró a las instituciones y quien se ostenta como presidente de la República está totalmente desprestigiado, carece de autoridad moral y de poder real porque nadie lo respeta ni obedece.
Pero lo más lamentable es que el fraude nos ha llevado a más pobreza, desempleo, más crisis de bienestar social y desamparo, a más inseguridad y más violencia.
Todo lo cual, si se hubiera respetado el voto ciudadano, no se estaría padeciendo o, cuando menos, habría la esperanza de salir adelante y no la sensación de frustración que empieza a dominar en amplios sectores de la sociedad.
La falta de sensibilidad de los potentados y de su representante en la Presidencia, es cada vez más evidente. Por ejemplo, ante la carestía que padece el pueblo, en vez de apoyar a los productores nacionales para lograr la autosuficiencia alimentaria, lo que ha propuesto Calderón es seguir comprando lo que consumimos en el extranjero, lo cual no frenará el aumento de precios y va a significar más abandono al campo y mayor salida de divisas.
Aquí conviene señalar que en tan sólo 18 meses que lleva el gobierno usurpador, mientras el salario mínimo ha venido aumentando en 4 por ciento anual, los precios de la mayoría de los productos básicos se incrementaron de manera desproporcionada, como no sucedía desde hace 12 años.
Hay regiones en el país donde los campesinos han dejado de sembrar porque el precio del fertilizante subió 200 por ciento; y casi todo el pueblo está padeciendo porque el precio de la tortilla aumentó en 60 por ciento, el pan en 65 por ciento, el frijol en 90 por ciento, el arroz en 140 por ciento, la leche en 40 por ciento, el huevo en 85 por ciento, el pollo en 50 por ciento, la carne de res en 60 por ciento y el aceite en 124 por ciento. En suma, en 18 meses, la capacidad de compra de la inmensa mayoría de mexicanos se ha reducido en 30 por ciento.
De la misma manera, ahora cuando se ha desbordado la inseguridad y la violencia en el país, lo único que se le ocurre al presidente espurio es amenazar con el discurso propagandístico de la “mano dura” y de ahí se desprende el querer resolver el problema con más policías, más soldados, más cárceles, leyes más severas, condenas más largas, todo lo cual no basta para enfrentar un asunto que se ha originado por 26 años de estancamiento económico, por mayor desigualdad, por la falta de empleo y educación para los jóvenes, por la corrupción y por el modelo de vida que han venido fomentando las elites a través de los medios de comunicación, donde lo más importante es triunfar a toda costa, sin escrúpulos morales de ninguna índole y donde el dinero siempre se impone sobre la moral y la dignidad del pueblo.
La delincuencia y la convulsión social son producto de la pobreza y de una estructura de clases corrupta que ignora o menosprecia a los pobres. Mientras en una sociedad hay oportunidades para todos también hay tranquilidad social. Cuando hay mucha gente desempleada, económicamente desposeída y sin esperanzas, es mayor la tentación de escapar, de la amarga realidad, mediante las drogas y la violencia.
Sin justicia no hay garantía de seguridad, ni de tranquilidad, ni de paz social. La única solución de fondo en el combate a la delincuencia, la más humanitaria, eficaz y probablemente la menos cara, consiste en combatir el desempleo, la pobreza, la desintegración familiar, la pérdida de valores y la ausencia de alternativas.
Pero desgraciadamente los hombres del poder en México no tienen vocación cívica ni dimensión social. Los domina el egoísmo. No están dispuestos a rectificar, a cambiar la política económica que han venido imponiendo. Por el contrario, ahora quieren apropiarse de la industria petrolera nacional. A pesar de que el país está hundido en una profunda crisis económica y de bienestar social, ellos insisten en seguir saqueando, en despojar al pueblo de su patrimonio y de su porvenir.
No se ponen a pensar que si se aprobaran las reformas privatizadoras de Calderón, habría más pobreza, más desempleo, pero también más frustración y violencia, lo cuál ni a ellos mismos les conviene, porque nadie podría vivir en un país con tanto desorden social.
A menos que estén dispuestos a permanecer como rehenes en casas amuralladas, a viajar en carros blindados y a moverse con nubes de guardaespaldas, pero a eso, francamente, no se le puede llamar vivir.
De modo que si ellos no alcanzan a entender que el petróleo en manos de la nación es un factor de estabilidad política y social, a nosotros nos corresponde actuar con responsabilidad y evitar la degradación de la vida pública de México y la destrucción del país.
No puede ser que por la enajenación que produce la ambición al dinero, se destruya lo más preciado para todos que es la tranquilidad y la paz social. Nosotros queremos que nuestros hijos y nuestros nietos puedan caminar por la calle, libres de miedos y temores.
Además, tenemos otras razones para impedir la entrega a particulares de la industria petrolera.
Nos oponemos a la privatización porque sería reabrir la puerta a las compañías petroleras extranjeras, en menoscabo de la soberanía y del patrimonio nacional. Queremos seguir siendo un país, no aceptamos convertirnos en una colonia.
Nos oponemos a la privatización porque las reformas a las leyes secundarias propuestas por el presidente usurpador violan nuestra Constitución Política.
Nos oponemos a la privatización porque detrás de las mentiras de la falta de dinero y de tecnología para modernizar a Pemex, y de la publicidad manipuladora, está realmente la corrupción del grupo Calderón-Mouriño y sus acuerdos inconfesables con las empresas extranjeras para montarse en el negocio del petróleo.
Nos oponemos a la privatización porque mientras el petróleo sea propiedad de la nación, los mexicanos tendremos la esperanza de convertirlo en palanca del desarrollo nacional para industrializar el país, crear empleos, fortalecer el mercado interno, reducir los precios del gas, la luz y las gasolinas y garantizar el bienestar del pueblo.
Y nos oponemos a la privatización porque arrebatar jamás trae nada bueno. El despojo del petróleo creará un ambiente de insatisfacción y farsa, que nos mantendrá en constante riesgo de confrontación y habrá más inseguridad e inestabilidad política.
No podemos dejar de señalar que por este movimiento y con la contribución de muchos otros ciudadanos concientes y responsables que actúan por su cuenta, se ha podido impedir, hasta ahora, la privatización del petróleo.
No olvidemos que Calderón quería que sus reformas entreguistas se aprobaran en el Congreso en quince días, al vapor, en sigilo y de espaldas al pueblo. Pero nuestros legisladores, senadoras y senadores, diputadas y diputados, del PRD, del PT y de Convergencia, actuaron de manera consecuente y tuvieron el arrojo de tomar las tribunas del Congreso para impedirlo. Todo ello con el apoyo de los brigadistas del Distrito Federal, en especial, de las mujeres.
Con esta primera acción, no sólo se frenó el madruguete o albazo legislativo, sino que se ganó tiempo para organizarnos mejor e informar al pueblo. Aquí doy a conocer que, de la última asamblea del 27 de abril a la fecha, visitamos todas las capitales de los estados de la República y 97 cabeceras municipales de las diversas regiones del país para celebrar asambleas e integrar brigadas en defensa del petróleo. Hoy podemos decir, con mucha satisfacción, que ya somos 200 mil brigadistas.
También informo que al día de hoy se han distribuido a nivel nacional, 368 mil copias de videos, 3 millones de volantes, 18 millones 500 mil folletos con artículos de análisis y reflexión, y 19 millones 560 mil historietas. Nuestro reconocimiento a quienes han ido casa por casa, colonia por colonia, barrio por barrio y pueblo por pueblo a entregar esta información. Así mismo nuestro agradecimiento afectuoso y fraterno, a caricaturistas, escritores, artistas y técnicos que han ayudado voluntariamente en la elaboración de los contenidos de estos materiales para la orientación y la concientización del pueblo.
El movimiento de resistencia civil, los legisladores del Frente Amplio Progresista, el Comité de Intelectuales en Defensa del Petróleo y otros ciudadanos independientes, hicieron posible que el PRI y el PAN aceptaran el debate que se está llevando a cabo en el Senado, donde, por cierto, vamos ganando. Quienes han ido a representarnos han argumentado mejor y han demostrado que las pretendidas reformas son anticonstitucionales, son privatizadoras y van orientadas a profundizar la corrupción en Pemex.
Desde el principio de estos debates dimos a conocer nuestra propuesta que se sustenta en cinco lineamientos básicos:
Que se destinen todos los excedentes por precios altos del petróleo al fortalecimiento de Pemex para ser invertidos en exploración, perforación, refinación, petroquímica, mantenimiento y construcción de ductos e instalaciones petroleras, así como para el desarrollo tecnológico y la búsqueda de fuentes alternativas de energía.
Estos excedentes, significarán para este año 20 mil millones de dólares adicionales, que al ser entregados a Pemex representarían más del doble del presupuesto actual de este organismo público. Sólo agregamos que desde el gobierno de Vicente Fox no hay transparencia ni se conoce el destino de estos recursos.
Que se fortalezca al Instituto Mexicano del Petróleo para llevar a cabo, entre otras actividades, las investigaciones para la exploración de petróleo en tierra y en aguas someras, fundamentalmente en el sureste, donde realmente existen reservas posibles y probables, hasta para 20 años en adelante.
Que el Consejo de Administración de Pemex reduzca su número de miembros que dependen del Ejecutivo Federal y del Sindicato, y en su lugar el Congreso elija, por consenso de todos los partidos, a representantes de la sociedad civil, de inobjetable honestidad, cuya tarea primordial sería evitar la corrupción en los contratos públicos, el conflicto de intereses y el tráfico de influencias.
Que se fortalezcan las áreas sustantivas de Pemex para atender sobre todo los problemas operativos que tienen que ver con la disminución de la producción en la Sonda de Campeche, donde no sólo se extrae menos petróleo crudo por la declinación del yacimiento Cantarell, sino también por problemas de contaminación de nitrógeno y de agua, que ha llevado a cerrar 80 pozos y a quemar a la atmósfera alrededor de 700 millones de pies cúbicos diarios de gas, por falta de inversión y negligencia de los anteriores y actuales directivos de Pemex.
Que se reunifique Pemex en una sola empresa del Estado, revirtiendo su división artificial en diferentes subsidiarias, para manejar de manera integral todo el sector energético, desde la extracción del crudo y gas hasta la refinación y la petroquímica y para aprovechar toda la cadena de valor que permita impulsar la generación de electricidad y el desarrollo económico independiente que necesita el país y el bienestar del pueblo de México.
Ya es un hecho que el debate sobre el petróleo se ha extendido a todo el país. Los ciudadanos, las organizaciones sociales y las universidades públicas han organizado foros de discusión y análisis acerca de esta cuestión. Mención especial merece la iniciativa que tomó el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, José Narro Robles, para organizar una discusión amplia y plural de investigadores y académicos en la más prestigiada universidad de América Latina.
Hoy, a pesar del cerco informativo, la gente sabe más de este importante asunto y ha quedado claro que si el petróleo es de todos los mexicanos, todos tenemos derecho a opinar. De ahí que reconocemos la decisión asumida por el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, de llevar a cabo el 27 de julio, una consulta ciudadana en la Ciudad de México. Marcelo Ebrard no sólo es un buen gobernante, es un dirigente político consecuente y un importante promotor del proyecto alternativo de nación.
Es necesario mencionar que aunque se hicieron todos los trámites en la Junta de Coordinación Política del Senado, ante el IFE y los gobiernos de los estados, la respuesta de la derecha, del PRI y del PAN, fue el rechazo y la descalificación para realizar la consulta nacional.
La postura de la clase gobernante se puede resumir en lo expresado por el director general de Pemex, Jesús Reyes Heroles, quien sostuvo que la reforma petrolera es un asunto demasiado complejo para someterlo a una consulta popular. Cuando son ellos los que no están preparados para la democracia. En realidad lo que exhiben es su escaso poder de convencimiento y el miedo que le tienen al pueblo.
De todas maneras, como aquí se ha dicho, vamos a organizar, con el apoyo de los ciudadanos, la consulta nacional. Hago un llamado a todos los brigadistas para empezar a promover la participación de la gente en este trascendente ejercicio democrático.
Es importante también que estemos atentos y listos para movilizarnos, porque seguramente en las cúpulas del PRI y del PAN están pensando que, aunque pierdan los debates y la gente se exprese en la consulta en contra de la privatización del petróleo, ellos van juntar los votos, con sus prácticas de siempre, para querer imponer desde el Congreso sus reformas entreguistas.
Por eso no está de más volver a reiterar desde esta plaza pública que estamos dispuestos a defender el petróleo con toda la determinación y firmeza que exijan las circunstancias. Y que quede claro: no aceptaremos ningún cambio jurídico que viole la Constitución, que privatice el petróleo y que vulnere la soberanía nacional. El petróleo es nuestro, de todos, y no se convertirá en negocio de unos cuantos, ni de nacionales y mucho menos de extranjeros.
Amigas y amigos:
Durante este tiempo que llevan usurpando el gobierno los potentados, se han cometido grandes injusticias que estamos obligados a denunciar.
Como es sabido, en la Suprema Corte acaban de rechazar cerca de 2 millones de amparos que interpusieron los Trabajadores al Servicio del Estado, incluidos los maestros, contra la Reforma a la Ley del ISSSTE.
Los hombres y mujeres de esta institución volvieron a enseñar el cobre. Se confirmó que la mayoría de los ministros no están ahí para hacer valer la constitución y hacer justicia, sino para legalizar los despojos y los abusos de los poderosos.
A los trabajadores afectados por esta decisión, les decimos que no se desalienten, que sigamos luchando, que pronto, muy pronto, se tendrán condiciones para dar marcha atrás a todas esas medidas que afectan sus conquistas laborales.
También nos solidarizamos con los pueblos indígenas de Chiapas, ante los actos de provocación que se han venido suscitando en los últimos tiempos. Es muy irresponsable de parte del gobierno usurpador estar hostigando a comunidades que han optado por organizarse y defender, pacíficamente, sus legítimos derechos.
Exigimos la libertad de los presos políticos y la presentación de los desaparecidos. También demandamos el castigo a los funcionarios responsables de abusos y violaciones a los derechos humanos en Oaxaca.
Nos solidarizamos con los ciudadanos que en todo el país defienden los bosques, el agua y el medio ambiente. Expresamos nuestro apoyo a quienes se oponen a la destrucción del cerro de San Pedro, símbolo del estado de San Luis Potosí, por la acción depredadora de una empresa minera canadiense.
De manera especial, denunciamos al gobierno federal y al del estado de Hidalgo, porque han autorizado a una empresa española, modificando normas y creando nuevos reglamentos, la construcción de un basurero de desechos tóxicos en el municipio de Zimapán. Este pueblo prehispánico se encuentra ubicado en una zona de barrancas, y sus mantos acuíferos se verían seriamente contaminados con la operación de dicho basurero, causando graves e irreversibles daños a la salud y al medio ambiente. En esta infamia, las autoridades se han puesto del lado de la empresa extranjera en vez de defender al pueblo. Actualmente hay unos 800 agentes de la Policía Federal Preventiva y se realizan sobrevuelos de helicópteros para intimidar a la población. Un grupo de abogados del gobierno legítimo presentará las demandas jurídicas correspondientes y acudirá a instancias internacionales.
Amigas y amigos:
Es triste la realidad que se vive en nuestro país. Si antes todo iba mal, ahora todo ha empeorado. Millones de familias están padeciendo por falta de empleo o porque sus ingresos no les alcanzan ni siquiera para lo más indispensable. A los jóvenes se les ha cancelado el futuro, no tienen trabajo, son rechazados en las universidades públicas y no tienen para pagar las cuotas de las universidades privadas; se les orilla a emigrar o a tomar el camino de las conductas antisociales. Muchos mexicanos viven hacinados, enfermos y sin seguridad social.
Santa Fe, los centros turísticos, las plazas comerciales, las colonias exclusivas donde viven los potentados y un corto etcétera, no son más que islotes en un océano de marginación y pobreza.
Por eso no podemos ni debemos cansarnos de pensar y de ser como somos. No hay nada más importante en esta vida que luchar por los humillados y ofendidos. En momentos aciagos, insistir tercamente en construir una sociedad mejor es poner en acción el humanismo y es contribuir, cuando menos, a alejar el desánimo de los que sufren y a mantener viva la llama de la esperanza.
Por eso fue acertado el no claudicar después del fraude, el darle continuidad a nuestro movimiento, el seguir enarbolando el proyecto alternativo de nación y seguir apostando a la construcción de una nueva República, donde no domine ni el odio, ni la codicia y lo principal sean los sentimientos y el bienestar del pueblo, su dignidad, su cultura y su inmensa bondad.
Este ideal que compartimos millones de mujeres y de hombres, podrá alcanzarse si seguimos trabajando todos los días, desde abajo, con la gente y con una inquebrantable fe en la causa que defendemos.
El cambio que necesita México no lo impulsará la llamada sociedad política, tampoco vendrá de los potentados que insisten en profundizar la desigualdad y mantener un régimen de corrupción y privilegios.
Lo que tendrá que venir saldrá del pueblo mismo como una aurora de libertad, y es hasta entonces que habrá patria para el pobre y patria para el humillado, y todos tendremos nuevas y poderosas razones para vivir, soñar y triunfar en este gran país, generoso y eterno.
¡Viva México!
¡Viva la Resistencia Civil Pacífica!
¡La patria no se vende, se ama y se defiende!
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