martes, 13 de mayo de 2008

La gravedad de la inseguridad pública en México es ya todo un complejo problema de seguridad nacional que definitivamente Felipe Calderón no sabe y no puede resolver, lo que tiene preocupados a nuestros principales socios comerciales.
El riesgo para la gobernabilidad del país derivado de las actividades del crimen organizado, particularmente de los cárteles que controlan la producción y el tráfico de estupefacientes, es reconocido y advertido por los gobiernos de los Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea, que pasmados y sumamente preocupados ven cómo la actual administración panista pierde cada vez más el control de lo que sucede en el territorio nacional, por lo que ven en serio peligro las cuantiosas inversiones que tienen en nuestra Nación.
Calderón no sólo no sabe qué hacer sino que le echa la culpa de sus errores a sus antecesores, aunque en esto se lleve entre las patas a su correligionario Vicente Fox y a los últimos gobiernos priístas, los de Ernesto Zedillo, Carlos Salinas de Gortari y Miguel de la Madrid, cuyos mandatos los calificó de “cobardes y cómplices” que permitieron que México llegue a la actual situación de violencia.
También culpó a los jueces que integran el Poder Judicial de la impunidad con que actúan los delincuentes en todo el territorio nacional pues casi inmediatamente después de ser capturados son puestos en libertad por falta de elementos probatorios de su culpabilidad. Y ya encarrerado en reparto de culpas demandó a los lideres del Congreso de la Unión que se pongan a trabajar y que elaboren una legislación que permita terminar con la impunidad con la que los delincuentes salen de las prisiones y vuelven a delinquir, y además le exigió a todos los mexicanos a denunciar los delitos y no solaparlos “ni en la casa, ni en el barrio, ni en ningún lugar donde existan”.
En la residencia oficial de Los Pinos, durante una reunión con el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, hizo un llamado a todos los poderes de la Unión y a los mexicanos en general a decir “ya basta” a la violencia y sumarse a la lucha para liberar a México. A Calderón ni por un momento le pasó por la cabeza reconocer simple y llanamente que su estrategia de lucha contre el crimen organizado falló y que lo realizado hasta el momento lo único que ha logrado es agravar cada día más el problema de la inseguridad pública en el país, desprestigiar al Ejército, y fortalecer la movilidad y capacidad de ataque de los ejércitos particulares de sicarios al servicio de los cárteles de la droga, que han visto engrosar sus filas con elementos del ejército altamente entrenados que han desertado de sus filas en busca de fortuna, por lo que pueden atacar exitosamente a blancos importantes y comandantes de las principales cuerpos de seguridad encargados de combatirlos.
Ante representantes de los medios de comunicación, Calderón jamás ha aceptado ni por equivocación que su estrategia en el combate de la delincuencia organizada esté mal planteada y peor ejecutada. Se aferra a su error y nos recuerda que ya nos había advertido que esta lucha iba a costar tiempo, dinero e incluso vidas. Insiste en que dará frutos en el largo plazo, tal vez o seguramente cuando él ya no esté a cargo del gobierno del país y se cuente con otro mandatario más capaz y eficiente, que pueda llevar a buen puerto a la Nación en esta materia y en otras en las que el michoacano está francamente reprobado. Y en las filas de su partido, Acción Nacional, los legisladores blanquiazules lloriquean y claman porque los gringos vengan y los rescaten. Urgen a concretar el “Plan México” con Estados Unidos para que con su ayuda se frene el tráfico de armas y se reviertan los índices de delincuencia en el país. Piden un nuevo impulso al combate de la delincuencia organizada y exigen el fortalecimiento de las policías federales y locales, y olvidan que precisamente estos cuerpos son manejados y controlados por sus correligionarios a nivel federal y en muchas entidades a nivel local, y que están ahogados en la corrupción que ha impedido avanzar en el combate frontal a los cárteles de la droga, quienes tienen infiltrados a las policías de los tres niveles de gobierno.Leer más...

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